29 septiembre 2006

Amabilidad aleatoria

Lo reconozco, me gusta ver como enriquecéis lo que modestamente escribo aquí a diario con vuestros comentarios; prueba de ello es que hace poco más de un mes, mi curiosidad se encendió después de leer: “quizás la gente debería ver más la película Cadena de Favores, a veces un pequeño gesto puede cambiar el mundo”… Cuando me pasa algo así, siempre acabo poniéndome mi disfraz de “bomberito” para tratar de apagarla lo antes posible; y eso es lo que pude hacer ayer noche, apagar un poco mi curiosidad.

La clave de la película reside en una sola frase escrita en una pizarra: “pasea la vista por el mundo que te rodea y cambia lo que no te guste”. Un niño, motivado por un profesor con el rostro y el alma lleno de cicatrices, decide tomarse la propuesta al pie de la letra y poner en acción una idea, en principio loca e ingenua, pero que acaba dando lugar a toda una trama que a nadie deja indiferente. No es mi intención desvelar más sobre su argumento, tampoco pretendo hacer crítica sobre la misma, pero llama la atención comprobar como detrás de la ingenuidad de un niño a veces puede encontrarse la respuesta más obvia. En este caso, la respuesta no deja de ser utópica, pero también tiene una base muy cierta: para cambiar el mundo, primero hemos de cambiar los que formamos parte del mismo.

Una solución sencilla a la vez que complicada; pero, dejando al lado comportamientos utópicos, ¿por qué no llevar a la práctica lo que sí está en nuestras manos?, tan sólo nos haría falta un pequeño gesto. Cuántas notas colgamos a diario del imán de nuestra nevera con el fin de recordarnos todo aquello que no debemos olvidar, cuántos propósitos forman parte de nuestras buenas intenciones al final del año o en nuestros cumpleaños; al igual que hacemos todo eso, por qué no repetirnos diariamente cada día: !comete actos de amabilidad aleatoria!, !comete actos de amabilidad aleatoria!, !comete actos de amabilidad aleatoria!... ¡A fin de cuentas, es gratis y no contamina!... Todos somos conscientes de que ese pequeño detalle no podrá llegar a cambiar el mundo, pero seguro que si podría mejorar nuestro pequeño mundo particular; y eso, en principio, ya es más que suficiente.

De ilusión también se vive, supongo que no siempre nos lo ponen fácil para responder con una sonrisa ante determinadas situaciones; de ahí precisamente lo de “aleatoria”. No se trata de convertir la amabilidad en hipocresía, ni de llevarla al límite de lo exagerado, tampoco de abusar de ella en exceso como si tratáramos de venderle la moto a alguien. La clave está en utilizarla en su justa medida, pero en obligarla a que surja de nosotros de manera natural y espontánea... Derrochar amabilidad no significa dejar de ser auténticos, tan sólo nos convierte en más humanos. ¿Por qué no seguir entonces pasando ese “testigo” y contagiando amabilidad a quien lo merece o a quien nos apetezca?, la amabilidad abre puertas, !no seré yo quien cierre las mías!.

Nunca el niño del sexto sentido derrochó tanto sentido común... Que paséis todos un fin de semana de película... !Nos vemos el lunes!.

27 septiembre 2006

Ver es algo más que mirar

Existen miles de idiomas diferentes en todo el mundo, pero a pesar de que a muchos de nosotros nos gustaría conocer el mayor número posible de ellos, hemos de reconocer que no prestamos apenas atención al más universal de todos: el lenguaje de los símbolos. Este lenguaje nos envuelve allá donde vamos; sin ir más lejos, cada vez que entramos al baño en cualquier cafetería, es precisamente un símbolo visual el que se encarga de mostrarnos el camino correcto. Pero, a pesar de que a veces ellos pueden marcar la diferencia, por falta de observación, muchas veces desconocemos sus muchos mensajes ocultos perdiéndonos así gran parte de sus posibilidades.

En el podium de mis iconos preferidos, siempre coloco al reloj de arena. Su valor simbólico es incalculable, al ser el instrumento que más visiblemente representa el fluir constante del tiempo. Es curioso, con la parte de arriba casi llena puede representar el inicio de la vida en el cual uno siempre se sienta a observar como si el tiempo no corriera en su contra. Justo con la mitad de arena a ambos lados, podría encarnar la edad adulta, en la que inevitablemente siempre aparece algún remolino dominando nuestra voluntad y confundiendo nuestros actos. Pero, con casi toda la arena en la parte inferior del reloj, la proximidad de la muerte cobra más sentido; sobre todo, por la sensación de asfixia que nos hace sentir el tiempo viniéndose encima a traición y sin apenas darnos cuenta.

No cabe duda de que este reloj, a pesar de no ser digital ni de sincronizarse por radiofrecuencias, es el mejor de todos para retratar casi a la perfección la existencia fugaz del tiempo y de la vida. Pero, no es eso lo que llama mi atención. Lo mejor de los relojes de arena es el optimismo que ocultan tras de sí, y que muy poca gente es capaz de apreciar. Es entonces, cuando todo parece que llega a su fin, cuando aparece esa posibilidad real de poder invertir nuestra suerte. Cuando te sientas mal, toma de nuevo las riendas de tu tiempo, busca tu reloj de arena, él es el único que podrá recordarnos que todo en la vida puede ser cíclico, que sólo nos hace falta provocar un pequeño giro a la situación, cambiar el sentido que marca el paso del tiempo en nuestra vida, para así... Volver a empezar!... Ya compartiré con vosotros los dos otros símbolos de mi podium particular; así, ellos podrán formar parte de nuestro inconsciente colectivo.

26 septiembre 2006

El sindrome de la cucharilla

No consigo recordar dónde ni cuándo escuché decir que quitarse el sombrero era como dejar que a uno se le escaparan las ideas. Quizás por eso, porque mi cabeza siempre suele ir al descubierto, es que mis ideas siempre acaban levantando el vuelo incluso antes de que yo pueda terminar de contar hasta diez. En su mayor parte, suelen abandonarme sin remordimientos; aunque, por qué no admitirlo, !me gusta que así sea!... ¿Acaso sirve de algo tratar de retenerlas?, supongo que para poco más que para acabar encerrándose uno mismo en ese mundo subjetivo creado por sus propias frustraciones y fantasías. Es mejor dejarlas ir, permitirles seguir su rumbo para que así lleguen hasta donde a ellas les sea posible.

Llama la atención el contraste, hay personas capaces de quitarse siempre el “sombrero” ante cualquier dificultad, a veces incluso me asombra su capacidad para abrir su mente a los demás y hablar de ello con total naturalidad; sin embargo, hay otro tipo de personas que, ante cualquiera de sus problemas, ya sea grande o pequeño, y con la única fijación de no querer dejarse mostrar, parecen apretarse aún más el sombrero a rosca tal cual fuera una bombilla. En el primer caso, la comunicación es la reina; en el segundo la comunicación reina por su ausencia.

Supongo que es condición natural en los seres humanos resistirse a los cambios, ese es muchas veces nuestro mayor problema. Los cambios siempre asustan, pero no por ello hay que actuar de forma irracional y resistirse con todas las fuerzas a tratar de permanecer dentro de nuestro cascarón, ésa es siempre nuestra principal barrera para levantar el vuelo, un cascarón aparentemente frágil pero mucho más sólido e impermeable que una pared de cemento armado.

Dura misión para quien deba ejercer entonces de “cucharilla”, no es tarea fácil ir golpeando sutilmente el cascarón de la persona que aprecias hasta conseguir hacer que se agriete. Confieso que por esta vez tengo ganas de verlo romperse, aunque sólo sea para ver como empiezan a fluir libremente todos esos sentimientos encerrados en su mente. Las ideas que nos amargan, deben volar como hojas secas en el viento, condeno a aquellos que andan por el mundo con rastrillos y sacos tratando de atraparlas; de nada sirve tratar de retener el otoño en nuestro interior, en ocasiones es muy necesaria esa época de cambios. Ya está bien de llevar cascarones sobre los hombros, desbloquea tu mente y muestra de una vez lo que llevas dentro. Igual hasta tu mismo te sorprendes.

25 septiembre 2006

Si dices mi nombre desaparezco

¿A qué suena realmente el silencio?, difícil respuesta teniendo en cuenta que muchas veces no somos capaces ni siquiera de encontrar las palabras justas para romperlo. Lo que para algunas personas puede representar la paz en su estado más puro, para otras puede irritar hasta el extremo de agotar al máximo su santa paciencia. Ya lo decía Lao-Tsé, "el sonido más fuerte es el silencio", y... !cuanta razón tenía el buen hombre!, tanto para bien como para mal, la verdad es que no andaba nada equivocado.

Tal y como funciona ahora mismo el mundo, algo tan simple como poder sentarse en el suelo a comprobar por unos pocos minutos a que suena la nada es un verdadero lujo. Cuando más te duela y menos te lo esperes, no se sabe bien por dónde, siempre aparecerá lo más inoportuno a interrumpir ese momento mágico. Pero, ¿a qué suena realmente la nada?, ¿a habitación insonorizada?, !ojala no fuéramos siempre tan herméticos para todo!. Al borde de un acantilado, donde el horizonte es tan plano que no suena ni el viento porque no tiene nada con lo que tropezar, no existe nada que llene tanto como la mismísima nada. Aunque, a veces, ese silencio mágico también pueda tornarse ruido contrayéndonos hasta límites angustiosos.

¿Cuántas veces permanecemos en silencio, pero en nuestro interior discutimos de forma activa, luchando contra nosotros mismos o enfrentándonos a nuestros fantasmas imaginarios?, ¿cuántas veces es para nosotros una tortura recibir una callada por respuesta?... La imaginación siempre acaba poniendo voces y diálogos en nuestro interior más profundo, el silencio más cómplice sólo se alcanza cuando nuestros pensamientos permanecen en silencio, !nunca tuvo más sentido una simple redundancia!.

Y ahora... shhhhhh... un breve momento de silencio, quién pueda darle tregua a las preocupaciones que lo haga, no nos vendría nada mal concedernos de vez en cuando un pequeño descanso sabático para poder aislarnos de nosotros mismos.


Los lúnes siempre cuesta arrancar, pero un buen café siempre ayuda. !Buen comienzo de semana a todos!


22 septiembre 2006

Érase dos veces

Érase una vez un alma luchadora que no dejaba de preguntarse a si misma si le sería posible vivir entre nubes estando despierta. Persiguiendo la respuesta aprendió que cuanto más despierta se sentía, más se alejaban sus pies del suelo. Todo a su alrededor era fuego. Se repetía una y otra vez, ojala esté sueño dure por lo menos para siempre. Pero, sin ni siquiera imaginarlo, la respuesta derivo en un quiero y ya no puedo; de un día para otro, sus nubes se tornaron borrascosas, el sueño se torno pesadilla, su fuego la dejo helada. Buscó con desesperación su pasado más reciente sin encontrar nada, nada que no fueran unos recuerdos felices que ahora la atormentaban, una lluvia de lágrimas en su mirada perdida en la mismísima nada. Se sintió como si de repente ese gran castillo de naipes, que había construido con toda su ilusión, se derrumbara ante sus ojos a causa de una inapreciable brisa traicionera que la atacó sin dejarle siquiera capacidad de reacción.

Érase dos veces un alma luchadora que se preguntaba, ¿será posible desprenderse de los recuerdos cuando duele tanto echar la vista atrás? Persiguiendo la respuesta aprenderá a que sí es posible hacerlo, siempre que no permita que sus propios pasos caminen perdidos, siempre que no caiga en el abismo de sus sentimientos más profundos. Persiguiendo la respuesta encontrará siempre ayuda para deshacerse poco a poco de esa carga tan pesada. Desprenderse siempre deja huella; pero aún así, no caigas en la tentación de pensar que tu destino está escrito en tu contra, las cartas en estos casos nunca están marcadas de antemano. Antes o después, sé que volverás a construir castillos en el aire, y esta vez no habrá brisa traicionera que se atreva a derrumbarlos.

!Va por tí!. Esta semana te han obligado a despertarte de un mundo de ensueño, no busques ya más porqués porque no existe una respuesta lógica para ellos, no pidas una explicación que nadie va a tener el valor de poder darte. Si los demás quieren engañarse a sí mismos que lo hagan, yo sé que tu verdad será finalmente la que resulte triunfadora. Y para entonces, ahí estaré para compartir tu alegría igual que ahora lo estoy para compartir tu pena.



Feliz fin de semana a todos; espero que la semana que viene sea más tranquila en mi caso. !Nos vemos el lúnes!.

20 septiembre 2006

Jaque entre reyes

Antes de que la ciencia avanzara que es una barbaridad, las personas creían fielmente que las emociones provenían del interior de nuestro corazón, ¿por qué sino latía éste tan rápido tras una emoción intensa o un momento de tensión?, no cabía otro tipo de explicación. Sin embargo, ahora todo es bien distinto, sabemos a ciencia cierta que las emociones provienen únicamente de nuestro cerebro, !se nos rompió el encanto!, ¿me pregunto quienes fueron los “graciosos” que se encargaron de demostrarlo?. Aunque, por más que nos pese, !el cerebro dicta las ordenes, el corazón tan sólo obedece!, por lo visto hasta en esto existen rangos.

Entonces, si todo es así de simple, ¿cómo es que a veces no podemos evitar que en nuestro interior parezcan vivir dos personas completamente diferentes en continua lucha por su supervivencia?; dicho de otra manera, ¿qué es lo que hace que el corazón pierda la cabeza, se vuelva desobediente y quiera actuar por libre?... Probablemente, si alguien hubiera encontrado un remedio infalible para ahorrarnos tales situaciones se acabarían la mayor parte de nuestros problemas; aunque, también es cierto que a partir de entonces la verdadera esencia del comportamiento humano, con todos sus muchos aciertos y equivocaciones, tendría los días contados. ¿Quién entiende al cerebro y a sus todavía muchas parcelas por explorar?.

Hay quien dice que el truco está en saber escuchar a la cabeza pero en dejar hablar al corazón. Aunque, lo que se les olvida explicar es cómo hacer posible que ambos lleguen a ese acuerdo mutuo. Lo lógico es que el corazón se vuelva sordo dado su carácter impulsivo y rebelde. Lo lógico es que la cabeza no escuche más razones que las suyas propias dado su carácter racional y reflexivo. Pero, dónde tiene cabida la lógica en todo este asunto... Lo lógico muchas veces no es lo más justo, ni tampoco lo más adecuado.

Tanto las fichas blancas, como las negras, son parte del mismo tablero de ajedrez. Tanto nuestro cerebro, como nuestro corazón, son parte de un mismo ser. Pero, cuando ambas partes se enfrentan en el juego siempre tratan de ponerse en jaque; de hecho, la partida siempre acaba cuando ya no se encuentra lugar hacia donde ir, cuando se siente que no existe más salida. Pero, que termine la partida no significa que se alcance la victoria; en casos como estos, la victoria real sólo se alcanza cuando se consigue llegar a hacer tablas... A quienes como yo disfrutáis de esa perfecta armonía, no cometáis el error de bajar la guardia, no dejéis nunca que esa “doble personalidad” se logre soltar de la mano; y, para quienes no hayáis podido alcanzar todavía ese equilibrio, suerte en el juego... No olvidéis que, aunque no lo parezca, la partida continúa. Espero que vuestros dos reyes dejen algún dia de querer ponerse en jaque.

19 septiembre 2006

Jóvenes ocultos

Siempre que miro su fotografía vuelven a mí los mismos pensamientos...

Ella siempre sonriente, él siempre atento. Ella admiradora de la prudencia, él amante de sus amigos. Ella una artista de la picardía, él fiel a sus orígenes. Tenían sus discusiones como todo el mundo, pero nunca nadie les escuchó decirse una palabra más alta que otra. Eran como dos platos de una misma balanza siempre en equilibrio por más pesos que se echaran a sus espaldas, eran...

Ella siempre decía, “primero que se muera él, y yo... justo un segundito después”. Entonces, él me miraba, sonreía tiernamente, y decía: “Será posible esta mujer, pues no me está mandando ya para el otro barrio, !que se dé ella prisa si quiere porque yo no tengo ninguna!”... Eran como dos cómplices, eternos enamorados, eran...

Ella se cansó de vivir sus últimos años en una silla de ruedas, él se aferró durante seis meses con todas sus fuerzas a la vida. Cuando llegó el momento, él se portó como un valiente, a ella le pilló sumida en su pequeño mundo de fantasías; en el cual, él siempre estaba presente. Pero, de nada sirvió tratar de conseguir que ella permaneciera al margen de todo, viviendo feliz en su especie de realidad paralela, no tardó un segundito, tardo justo un mes. El primer y único mes que vivieron realmente "separados"; aunque, a veces ya incluso pongo en duda que así fuera, eran...

Eran mis abuelos maternos, ella se plantó en el juego a sus 88, él a sus 91. Aunque, quién los conocía bien sabía que su edad sólo era un problema de tiempo; detrás de esas dos mascaras de papel arrugado, permanecía siempre oculta la piel de dos jóvenes a los que se les iluminaba la cara con cada mirada que se dedicaban. Dicen que tengo algunas cosas de ella, no sé si será así, pero esa sería la herencia más valiosa que podría haberme dejado. Eran... y lo siguen siendo, porque aunque no lo parezca, ¡siguen estando conmigo!.

Siempre que miro su fotografía, me envuelve una extraña energía que me obliga inevitablemente a sonreír. La vida nunca les regaló nada, pero... !Ellos siempre le guiñaron un ojo a la vida!.

18 septiembre 2006

Canta corazón

Reconstruir un corazón herido es tarea de valientes. Los miedos siempre están ahí poniéndote trabas, la incertidumbre hace que ellos cada vez vuelen más alto; y el vértigo desde las alturas siempre nos impide querer abrir los ojos al futuro. Pero, es necesario abrirlos, encontrar coraje para luchar contra el miedo y hacer amistad con la incertidumbre. Aunque no sepamos cómo, antes o después, hay que dejar atrás todo aquello que nos impide avanzar, de nada sirve encender a diario nuestro “televisor” personal para tratar de revivir cada minuto del asunto que nos atormenta, la programación no cambiará por más que sintonicemos siempre el mismo canal en nuestros pensamientos, seguirá siendo igual de monótona, amarga, dañina... En lugar de eso, ¿por qué no cambiar de canal?... Otra vez el mismo freno, !el miedo nos lo impide!.

La vida se construye mirando sólo hacia el frente, es esencial estar dispuesto a abrir nuevas puertas; pero, por si acaso, mejor hacerlo sin dejar atrás capítulos sin cerrar, así no conseguiremos nunca desprendernos de lo que nos sobra para poder vivir el “ahora”... Si algo bueno tienen las cosas malas del pasado, es que ya pasaron. !Ya no están!, sólo existen en el recuerdo; pero morirán del todo el día en que, por fin, decidas dejarlas ir. Enfréntate a tus recuerdos, cierra capítulos en los que tu ya no encajas. Es cuestión de salud mental, de amor propio. Rehabilita tu corazón si él te lo pide a gritos, oxigénalo, no esperes a que se convierta en una ruina. !Aún estás a tiempo!.

En los momentos malos, siempre tiende uno a escuchar “cebollas” de esas que hacen llorar rios de lágrimas; se nos olvida que también hay una larga lista de canciones que pueden servir como terapia para un corazón que trata de olvidar a otro, ¿por qué no prestarles más atención a unas que a las otras?. Tratándose de ti, sé que ÉSTA es la más indicada para hacerte cosquillas… Sonríe, porque... !Volverá la suerte!.


Una cosa más, de momento esta semana queda terminantemente prohibido cantar, ¡con un fin de semana sin trenes ya he tenido más que suficiente!. Mejor dicho, cantar todo lo que querais, pero... !Hacerlo bajito para que no se enteren los nubarrones!. Buen comienzo de semana a todos.


15 septiembre 2006

!Enhorabuena!

Estaba ya a punto de irme a dormir cuando me dió por abrir el blog de Dani. Después de leerlo, ya sólo puedo decir una cosa, pero... !!!que personita más GUAAAAAAAAAAPA ha entrado en vuestras vidas!!!. Aquí le dejo un regalito especial a Gabriela, !espero que le guste!.

FELICIDADES FAMILIA!!... !Es toda una preciosidad!


Y ahora sí que sí!!!... féliz fin de semana a todos... !Nos vemos el lúnes!.


Espejito, espejito

Se dice que la cara es el espejo del alma y lo cierto es que ella refleja gran parte de nuestras emociones. Una mirada puede expresar alegría, compresión, nostalgia, atención, complicidad. Una sonrisa puede ser conquistadora, dejar entrever tristeza, encubrir falsedad. ¿Qué gestos desvelan realmente si nos sentimos angustiados, enfadados, indiferentes o estamos mintiendo?. Algunas personas no saben disimular sus emociones, mientras que otras pueden llegar incluso a hacerse expertas en el arte de controlarlas; aunque, ¿sirve de algo hacerlo?, mentir a los demás es relativamente fácil, caer en el autoengaño es inútil y mucho más complicado.

Delante de un espejo, a solas contigo mismo, de nada sirven poses, gestos, muecas y miradas. Tu cara siempre muestra abiertamente tu estado de ánimo enfrentándote con tu realidad. Si te sientes bien te hace crecer hasta el punto de hacerte sentir el rey de la selva; en ese momento, serías capaz incluso de comerte el mundo aunque no te lo quisieran servir en bandeja de plata. Si por el contrario te sientes mal, ni siquiera tú mismo alcanzas a reconocer tu propia imagen, es extraña la sensación de cruzarse con tu propio reflejo y que no te suene de nada; te preguntas cómo ha llegado hasta ti esa persona tan extraña, reclamas que aparezca tu verdadero yo, pero tu verdadero yo hace oídos sordos y juega contigo al escondite. En ese momento de soledad, delante de tu propio reflejo, de nada sirve disimular, tu espejo saca siempre a relucir la esencia que encierra tu alma.

Soy de una forma de ser en la cual mi cara siempre expresa lo que siento en mi interior; en mi caso, aunque reconozco que en ocasiones no me guste que así sea, no puedo pretender engañar a nadie, mucho menos a mi propio espejo. Pero, como toda debilidad suele ir acompañada siempre de una especie de mecanismo de autoprotección, mi capacidad de observación y mi picardía han salido ganando, y…!yo con ellas!.


Feliz fin de semana a todos; aunque, gracias a las tormentas y a RENFE, todo indique que al mío le va a faltar el ingrediente principal... !Nos vemos el lúnes!.


14 septiembre 2006

En el fondo, una sentimental

Según la sabiduría celta, todo en la naturaleza posee un significado propio; los árboles en concreto, eran considerados seres vivos con alma propia y constituían la base de sus vidas. Cada tipo de árbol poseía su propia energía y podía vincularse con los rasgos generales de las distintas personalidades humanas. Tanto los veneraban, que incluso en los momentos difíciles, se invocaba a la energía de los árboles para hallar las respuestas ante determinadas circunstancias. Por mi fecha de nacimiento y según está simbología, yo vengo a ser un castaño de indias; o lo que viene a significar lo mismo: en el fondo... ¡una sentimental!.

(Nota para "espíritus curiosos": Con tan sólo hacer un click aquí podréis descubrir fácilmente "de que árbol os habéis caído". ¿Quién sabe?, igual os pasa como a mí, decís... !Toma castaña!,
y os sorprendeís sintiéndoos identificados con la especie que os asignen). Alehop, !ya puedo seguir!, pues como iba diciendo...

Hasta ahora, yo pensaba que en las personas todo era cuestión de "raíces". Algunos las pueden tener más profundas, haciendo de su pedazo de terreno su espacio vital, su único hogar; mientras que otros, sin embargo, las tienen más superficiales, viviendo sin demasiadas ataduras, facilitándose el “transplante” hasta el punto de guardar su equipaje siempre en la memoria. Pero, tanto unos como los otros, tienen un denominador común, las raíces son el origen de todo y marcan nuestro futuro desarrollo personal; con lo cual, nadie consigue del todo huir de ellas, ni aún proponiéndoselo, estarán siempre ahí rebrotando cuando menos nos lo esperemos… ¿Tendré pensamientos célticos y no me había ni dado cuenta?, ¿no sé?, tendré que preguntárselo a mi “arbolito de navidad”, ese que siempre está ahí cargado de sorpresas para alegrarme el día. Por mi parte, sólo puedo decir que lo mejor que tengo son mis raíces, así que creo que viajarán conmigo allá donde yo vaya. En el fondo, es verdad, debo ser una sentimental después de todo.

13 septiembre 2006

Ni tiempo para pensar

¿Os habéis detenido alguna vez a pensar que significa exactamente ser "el mejor"?. La mayoría de nosotros no tenemos ni tan siquiera tiempo para pararnos a pensar, así que dudo mucho que lo hayáis hecho. Quizás si tuviéramos la opción de poder apretar el botón de PLAY/PAUSE según nuestra conveniencia, las cosas serían diferentes... ¿Hacemos la prueba?, a ver, a ver... "click"... !ya está!... PAUSE... !Por fin tiempo para perderlo pensando en cosas teóricamente sin importancia!.

Es curioso, todo aquello que realmente nos va a ser esencial en la vida, no lo aprendemos en la universidad sino en el jardín de infancia. Allí nos enseñan lo más básico, pero también lo más necesario: compartir, cuidar nuestra higiene personal, hacer amigos, echarse una mini-siesta después de comer. !Esa si debería ser la vida real y no esta otra que hemos inventado!. Aunque, desde que también enseñan inglés y alemán en las guarderías, ya todo es diferente, señal de que los tiempos cambian a pasos agigantados.

Todo el mundo se vuelve adulto al volverse consciente de que sólo sobreviven los más fuertes, o mejor dicho, los más adaptados a su entorno. Uno pierde gran parte de su inocencia cuando se ve obligado a competir. Quién no se suma a la carrera queda automáticamente excluido, el trayecto es largo y no hay medalla para todos. El mensaje subliminal que recibimos es claro: “Intenta ser tú uno de los afortunados que la consiga”. De ahí, que lo que antes eran compañeros ahora suelan ser rivales, lo que antes era altruismo ahora pase a ser individualismo. El egocentrismo siempre pedalea a nuestro lado, obligándonos a seguir adelante siguiendo la inercia del pelotón. Al final, sólo unos pocos, los “mejores” consiguen disfrutar de la carrera. Aunque, como en esta carrera, nunca hay ganadores absolutos, trata de vivirla pausada y positivamente. !Yo así lo hago!.

Y ahora, por mucho que odie tener que hacerlo, PLAY, ¡la carrera continúa!.

12 septiembre 2006

Cuentagotas

¿Qué es lo mejor para combatir la sequía, la danza de la lluvia o sacar a los santos en procesion?. Si así se solucionaran las cosas, los golpes de calor ya no supondrían un verdadero golpe bajo para el bajo nivel de nuestros pantanos. Por mi parte, yo he de confesar que hago todo lo que puedo, este sábado sin ir más lejos, cierta brisa que sopla amenudo por aquí se puso a canturrear, confiamos en ella, la seguimos, y claro... !los efectos ya se han empezado a hacer notar!: La lluvia fué el detalle de ayer noche, y aunque se indignen conmigo muchos quiosqueros, esperemos que esta vez no venga dosificada con cuentagotas como casi siempre suele suceder.

De momento, esta mañana tenemos un bonito día gris. !Sí, he dicho bien: bonito!, aunque la lluvia por ahora no se decida a arrancar ni aún a empujones... Así que, Brisa si lees esto, colabora un poco: “la lluvia nunca vuelve hacia arriba, la lluvia nunca vuelve hacia arriba, no lo pienses más, no pienses mucho más cantar, cantar, cantar”, luego te sigo yo con los coros... !Espero que conozcas la canción y quieras colaborar en tan ardua misión!.
Teniendo en cuenta que por determinadas zonas ya nunca nos llueve sobre mojado, cualquier pequeño nubarron consigue que los rayos de esperanza empiecen a clarear por nuestro horizonte más próximo.

11 septiembre 2006

De fabula

Algunas personas viven sumidas en auténticas ciudades hormiguero. Por suerte, los dos hormigueros en los que yo habito, Valencia y Barcelona, no son ni muchísimo menos de lo peor que hay repartido por el mundo, !ni tan siquiera en hora punta!; pero, eso tampoco evita a nadie tener que ir igualmente a trabajar sin parar, día tras día, con la única finalidad de estar preparados para el duro invierno de nuestra vida. Muchas veces, adentrándome entre los muchos túneles del metro de mis dos ciudades, mi complejo de hormiguita se hace aún más evidente. Por lo visto, de nada sirve enclaustrar a mi imaginación bajo tierra, a su manera ella siempre acaba viendo la luz y haciendo de las suyas. Hace ya un par de días, una pregunta tonta se asomó por mis pensamientos: ¿desde cuando viajan también las cigarras por los túneles de nuestros hormigueros?. Últimamente son como una plaga, !están por todas partes!.

Al hablar de esta rara especie de cigarras del metro, no me estoy refiriendo a los típicos artistas que, guitarra en mano, se encargan de hacernos la vida más amena en ese ambiente tan inhóspito; me refiero, a todos esos otros "personajillos" que por lo visto piensan que las normas están hechas para que sean sólo los demás quienes las cumplamos, a todos aquellos que tienen como entretenimiento el dedicarse a torear cualquier tipo de pauta mínima de convivencia; y es que, a pesar de los ya cuatro años que llevo moviéndome por mi "segundo" hormiguero, lo de segundo siempre entre comillas, hay cosas a las que todavía no me acabo de acostumbrar: ¿La única tonta que paga el metro en Barcelona soy yo?.


Un día como tantos otros en una estación como tantas otras, justo delante de la máquina de validar los billetes y dispuesta a pasar mi abono T-10... Delante de mí, dos chicos morenos acaban de saltar con agilidad por encima de la canceladora. Otro más a mi derecha se agacha para pasar por debajo con toda la naturalidad del mundo, debe ser que su dieta es altamente incompatible con los saltos de obstáculos; a mi izquierda, una abuelita "calé" carrito en mano se cuela con todos sus bártulos sin ningún tipo de reparo... Pero, en la estación de destino, más de lo mismo, a veces incluso aprovechándose de los momentos de distracción de los guardas de seguridad. Me dan ganas de acercarme a esa graciosa pecera en la que venden los billetes para preguntar: ¿Se celebra algo y hoy viajamos todos de gratis?; aunque claro, que puede hacer un pobre taquillero si, por lo que vengo observando, hasta los guardas de seguridad viajan ya de cuatro en cuatro, eso sin contar con el perro que a veces les acompaña.


Lo que sí está bien claro es que: !así se vive de fabula!... Lástima que, aunque bastante remolona, una no sea lo suficientemente cigarra. Hoy día, por lo visto, son las cigarras voraces las que creen jugar siempre con pleno derecho a costa de las pequeñas hormigas asadas a impuestos. !Que le voy a hacer, debo ser así de tonta!.

08 septiembre 2006

Ciudades de hojalata

Dicen que para que un hombre se sienta realizado debe hacer tres cosas al menos una vez en la vida: Plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro. Mal asunto para los tiempos que corren: a los árboles hay que salvarlos cada año de la quema al igual que pasó en su momento con determinados libros, los hijos ya no vienen con un pan bajo el brazo como solía decirse sino con un enorme agujero negro en el bolsillo; y en cuanto a lo de los libros, el día menos pensado nos vemos pala en mano plantándolos con la vana esperanza de que vuelvan a transformarse en bosques. !Vamos!, que con un panorama así, ¿quién es el valiente que puede sentirse completamente realizado cuando el mundo parece haberse vuelto del revés?.

Dicen que la gente piensa siempre en términos económicos, no ecológicos, y que ahí tiene origen la raíz de todos nuestros problemas. No estaría de más que todos, sin excepción, nos pegáramos por ello un buen tirón de orejas colectivo, tampoco estaría mal pararse a reflexionar en el daño irreparable que estamos haciendo al patrimonio más valioso de que disponemos. Pero, ¿quién tiene tiempo para atender la llamada de socorro de doña señora Tierra?, !nadie!, la prueba es que cuando ella reclama nuestra atención, casi siempre nos pilla comunicando o fuera de cobertura; a este paso, el día que se harte y actúe sin previo aviso, no quiero pensar en el tipo de herencia que les va a quedar a nuestros posibles futuros nietos. Puede que acaben todos viviendo en auténticas ciudades de hojalata, o puede que sea yo la que hoy suena a tremendista, pesimista, y demás cosas que terminen con el sufijo jo “ista”... En cualquier caso, ya opinarán sobre ello nuestros posibles futuros nietos cuando seamos jovenes de noventa años.

Dicen que con Ciencia cualquier problema se arregla; pero, no estaría mal echar mano, mientras estemos a tiempo, de nuestra "conciencia" medioambiental. Igual así, no tendríamos que recurrir después a la búsqueda de soluciones más extremas... Dicen que de lo que se siembra se acaba recogiendo, y eso es lo que nos está comenzando a pasar ya a nosotros, pero hay determinadas cosas, como los libros, que es mucho mejor tan sólo !leerlos!.


Feliz fin de semana a todos, !nos vemos el lúnes!


07 septiembre 2006

!Despierta!

Cuando consiguió ganarle la batalla al sueño despertó, abrió los ojos aún soñando que por una vez el día que acababa de empezar podría ser diferente; pero, era la misma hora de cada mañana y todo seguía en el mismo sitio, todo llevaba el mismo rumbo que de costumbre... Una vez en el trabajo, apareció la misma monotonía de siempre acompañada de la misma esperanza, la esperanza de que algún día algo cambiaría. Pero el día transcurrió con la misma rutina; aunque esta vez fue a peor, fue consciente de que hasta ese sentimiento que le incitaba a romper urgentemente con su monotonía diaria, se había convertido ya en un deseo rutinario.

Hay siete días a la semana en los que despertamos aunque sea a regañadientes; entonces, una vez ya en pié, ¿por qué da la sensación de que nos empeñamos muchas veces en querer seguir durmiendo?... Es fácil, sigue las instrucciones: Coge el dedo índice de tu mano derecha y sitúalo en tu mejilla izquierda, ahora sitúa en tu mejilla derecha el dedo índice de tu mano izquierda, presiona con ambos dedos suavemente hacia arriba... !Alehopppp, ya tienes la sonrisa puesta para todo el día!... Seguro que ahora es mucho más fácil que tu simpática compañera de trabajo se fije en esa manera tan "especial" que tienes de sonreír, y ¿quién sabe?, igual asi consigues escapar de tu monotonía al menos por unos pequeños instantes.

Despertar es algo más que abrir los ojos; en cierta manera, consiste también esforzarse por tratar de provocar esos pequeños cambios que tanto nos hacen falta... Si deseas que algo se haga realidad: !No duermas nunca tus sueños!... Difícil misión, con lo dormilona que soy yo, !a ver si consigo ponerlo en práctica!.

06 septiembre 2006

Entre puzzles anda el juego

- ¿Quieres agua?...
- No, Te quiero a ti.

No cabe duda de que son precisamente los pequeños detalles los que hacen que la vida cobre sentido; y es que vivir es como hacer puzzles, no hay nada más que ir colocando sucesivamente pequeñas piezas con la única intención de conseguir que todas encajen. En el momento alguna se nos pierde, pensamos que ya no podremos nunca verlo terminado. Si por descuido cometemos el error de colocar alguna en el sitio equivocado, de repente, todo se vuelve un quebradero de cabeza y no podemos evitar tener la sensación de que ya no hay valiente que enderece lo torcido. Pero, conforme recuperamos la serenidad, encontramos la pequeña pieza que nos faltaba en el lugar más insospechado, o nos damos cuenta de nuestro error rectificándolo a tiempo; entonces, todo comienza de nuevo a tomar forma haciéndonos sentir realizados.

Las cosas aparentemente insignificantes son como esas pequeñas piezas sin las cuales nuestro puzzle no estará nunca completo, lo más sencillo es lo más esencial; pero, no todo el mundo se da cuenta de ello. Solemos vivir siempre tan inmersos en nuestras propias preocupaciones, siguiendo nuestra propia inercia, que incluso nos volvemos ciegos, incapaces de reconocer lo que de verdad es importante para nosotros, lo que de verdad nos haría felices. Nos conformamos con una vida en la que sabemos que las piezas no están encajando a la perfección, tan sólo por no tener que enfrentarnos a la pereza que supone tener que desbaratar el puzzle para volver a hacerlo de nuevo; y esta vez, de la manera correcta. Sólo bajo situaciones extremas, cuando estamos a punto de perder algo, o cuando ya lo hemos perdido, nos da por recapacitar y por pensar en que la felicidad sólo dura pequeños espacios de tiempo, es absolutamente momentánea, y el juego sólo es divertido mientras dispongamos de esas piezas, de esos pequeños detalles, que hacen que nada carezca de sentido.

¿Mi último momento de felicidad?. Hace unos minutos; y es que, cuando uno aprende a disfrutar de todas aquellas cosas que se escriben con minúsculas: una puesta de sol, un concierto, un paseo por la playa... Entonces, sólo entonces, !las piezas encajan con mucha más facilidad!.

05 septiembre 2006

De perdidos al río

Cuántas veces anda uno perdido, sin rumbo fijo, sabiendo de donde viene y hacia donde quiere ir, pero sin saber por dónde salir, ni el camino que debe tomar. Cuántas veces la sensación de impotencia prevalece entonces sobre todo lo demás, sabes que al otro lado del horizonte está tu meta, la puedes imaginar allá, a lo lejos, pero no sabes cómo romper el cristal que te separa de ella.

Cuántas veces andar campo a través por sitios insólitos puede hacer que nunca nos movamos del mismo sitio. Cuántas veces, por tratar de huir lo más rápidamente posible del lugar donde andamos perdidos, nos limitamos a coger atajos que a la larga no nos llevan a ninguna parte. Cuántas veces, caminando inseguros sin rumbo fijo y sin importarnos nuestro presente, nos dirigimos hacia un pozo sin fondo. Cuántas veces, después de haber estado dando vueltas sin parar, tratamos de volver hacia atrás y nos damos cuenta de que ya no somos capaces de volver caminando sobre nuestras propias huellas para regresar al punto de partida porque éstas se han borrado; y si aún ellas siguiesen ahí, cuántas veces, después de desandar las sendas equivocadas, nos damos cuenta de que el camino que menos pensábamos tomar es el único que permanece aún inexplorado.

Cuántas veces caemos en la cuenta de que de nada nos sirvió malgastar el tiempo tratando de seguir senderos menos abruptos. Cuántas veces, tras reflexionar un poco, somos conscientes de que no por más largo y cuesta arriba que pueda ser un camino éste deja de ser la opción más correcta, quién sabe si él puede guiarnos hacia el sitio deseado. Cuántas veces, alcanzar nuestro destino, supone tener que sortear un camino lleno de curvas, en las que corremos un alto riesgo de derrapar si la impaciencia nos tienta hasta el punto de hacernos pisar fuerte el acelerador

Saber lo que encontraremos al final del camino es siempre algo incierto hasta que se llega a destino. Pero, lo cierto es que el camino se hace menos duro en compañía; así que, cuando encuentres la persona adecuada para hacer senderismo por tu vida, procura no perderla, y con ella: !de perdidos al río!. Hasta que inventen los GPS unipersonales, nunca se sabe dónde está el camino correcto hasta que se prueba a caminar por él.


04 septiembre 2006

El gris también existe

Sin darnos cuenta, caminamos por un mundo lleno de contrastes en el que cada día pinta del color que nuestro estado de ánimo perciba, pero en el que tendemos a acabar viéndolo todo casi siempre en blanco o negro sin apenas pensar que el gris también pueda existir junto con toda su amplia gama de tonalidades.

¿Hablamos de lo que es bueno y lo que es malo?, la realidad es que uno no tiene sentido sin la existencia del otro, ¿qué es lo malo sino la enfermedad de lo bueno?. La bondad y la maldad pueden aparecer en cada uno de nosotros en función de nuestras propias circunstancias.
La magia de los contrastes. Incluso las cosas que nos parecen más geniales, suelen ir acompañadas inevitablemente de otras que no lo son tanto. Cada respuesta trae consigo una nueva pregunta, cada solución un nuevo problema. Conseguir eso que hemos deseado desde hace tanto tiempo, sólo nos provocará volver a desear otra cosa que pensamos irrealizable. Un aliado puede suponer tener que enfrentarse a nuevos rivales. Todo tiene su contrapunto, hasta aquellas cosas que nos gustaría hacer y que, en el fondo, no podemos hacer nuestras... !Seguro que es un agobio no tener apenas tiempo libre para poder disfrutar del yate!, !eso para quien quiera tener realmente un yate, claro!, !también habrá quien lo tenga y no le guste navegar!.

En blanco y negro yo mismo me limito a estar en todo de acuerdo o siempre en desacuerdo; negándome la perspectiva más inteligente, la que se alimenta de los argumentos persiguiendo a los puntos en común. Y es que, pretender a toda costa que todo sea sólo blanco o negro, hace que al final sólo nos sintamos incómodos viviendo en un mundo gris, rodeados de personas también grises a las que nos gustaría poner una "mijita" de color; pero, nada más lejos de la realidad, hasta en los entornos más alegres y vivos puede habitar la oscuridad de un gris que lo nubla todo. Quizás, empezando por admitir que el gris tan sólo es otro color más en la paleta, que todo tiene su contrapunto, nos sería más fácil llevar chanclas y no sentirnos pisoteados.

01 septiembre 2006

Quien tiene boca se equivoca

"Mis errores me pertenecen como mis manos, mis ojos, mis piernas, por ello no voy a renunciar a ellos para no sentirme incompleto, no voy a jugar a la perfección, no voy a perseguir quimeras a estas alturas. Seguiré tropezando con las mismas piedras, asegurándome de que estén allí cuando regrese, empeñándome en caer siempre en la misma trampa, porque algo me dice que son precisamente mis errores la auténtica causa de mis aciertos" ...

Desconozco el autor, pero... !Bonita cita!, y no la aprendí en el colegio... En cambio, allí si me enseñaron otras muchas cosas, también eso tan común de que tras una equivocación debíamos borrar primero lo recién escrito antes de continuar seguir escribiendo. Aunque, ya sabe todo el mundo que muchas de las cosas que nos enseñan en el colegio no nos resultan después de utilidad a la hora de aplicarlas; y, lo confieso, !yo siempre fui más de “tachones”!... Está bien eso de que nos quieran inculcar ya desde pequeños la pasión por el orden, pero no hubiera estado de más que alguien hubiera reconocido también que “tachar” no era tan malo; después de todo, tachar es lo que nos permite seguir escribiendo a continuación de nuestro error, sin eliminarlo para tratar así de fingir que nunca existió; de esta manera, dejándolo que permanezca visible ante nuestros ojos, él mismo es quien se delata, mostrándonos tantas veces como queramos retroceder sobre nuestra página cual es el aspecto de la piedra en la que no debemos volver a tropezar.

Rectificar es de sabios, muchos lo hacemos para poder así comenzar a escribir más rectas las líneas de nuestra vida, pero aún no conozco a nadie que haya sido capaz de poner “tipex” a algunos de sus fallos, lo que si hacen para anularlos es tratar de olvidarlos. No querer recordar es siempre la mayor equivocación; ya que, para aprender a convivir con nuestros errores, es necesario siempre empezar por aceptarlos, repitiendo tantas veces como nos sea necesario: !No volveré a ser tan tonto como para volver a tropezar de nuevo en mi mismo error!.

Crecer es aprender, y aprender consiste básicamente en equivocarse; y aún así, equivocándonos, parece que nunca llegamos a aprender del todo, por lo que se puede decir que tampoco dejamos nunca de crecer como personas. Por lo demás, y aunque suene contradictorio, ahora soy una apasionada del orden y no por ello han dejado de tener sentido mis muchos tachones.

eXTReMe Tracker