25 julio 2007

¿Una China sin murallas?

Que complicado es a veces todo esto de las tradiciones; por ejemplo: ¿qué pasaría si pusiéramos a un turista chino en Navidad debajo de un muérdago?, ¿se dejaría arrastrar por la magia de la cultura celta y repartiría besos sin complejos para asegurarse así de que el amor perdura?, ¿o seguiría fiel a sus principios, recogería el muérdago y saldría corriendo a venderlo en el “Todo a 1€” más cercano?... Nada más lejos de mi intención meterme con los chinos; aunque, una cosa si es bien cierta, en todo esto de las herencias culturales, cada uno defiende su propio patrimonio individual de la manera que cree más conveniente.

A fin de cuentas, supongo que todo es cuestión de “territorios” emocionales… Mientras que un occidental defiende abiertamente la postura de que besarse es algo natural, ¡la comunicación más viva!, ¡el lenguaje más universal!, ¡algo intrínseco a los genes!; a los esquimales no se les va tanto la fuerza por la boca, se limitan a frotarse la nariz olisqueándose al mismo tiempo las mejillas. Los fineses tampoco es que sean muy dados a romper el hielo con demostraciones afectivas de según que tipo; aunque, en India, ¡aquello ya es otro mundo!, ¡pasan directamente a las manos!, las juntan a la altura del pecho diciendo “namaste”, que viene a ser algo así como !Hola!... ¡Vamos!, que para muchas culturas el beso no es otra cosa que un producto “importado”; especialmente en China, ya se sabe que son muchos, !y mucho más dados a la exportación!: “Cualquier pareja que se bese delante de una cámara de vigilancia durante los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 puede verse sorprendida por la policía, ya que las cámaras detectarán este gesto amoroso como secuestro o robo"… ¿Una china sin murallas?. Hoy en día, las murallas físicas puede que sean las más fáciles de atravesar; pero, las barreras emocionales, ¡eso si son ya palabras mayores!... No cabe ninguna duda, existen algo más que "murallas" idiomáticas que salvar para acceder a China y a su gran mercado de besos.

No lo podemos negar, todos, sin excepción, somos mentes “cuadriculadas”, actuamos siempre en concordancia con la educación que hemos recibido, vivimos anestesiados por nuestras muchas costumbres adquiridas con el paso del tiempo... Con un panorama semejante, ¿quién es el valiente que se atreve a juzgar los pormenores de una cultura milenaria?... ¿quién es el guapo que se atreve a ponernos multas por la nuestra?...


A nadie se le escapa que, cuando te prohíben hacer algo es justamente cuando más ganas te entran de hacerlo. Eso es algo que sabemos desde bien pequeños, nos dicen: “!no os acerquéis al jarrón!”; y, como imanes, nos vamos de cabeza con él al suelo… Aunque, ya de mayorcitos, el encanto de lo prohibido no desaparece, ¡si acaso va en aumento!... Todos nos sentimos libres, dueños de nuestra irresponsabilidad, nos gusta comportamos como inocentes niños, sin deberes, ni obligaciones… ¡Prohibido prohibir!, bonito lema si no fuera porque es la perfecta utopía del niño malcriado; cuanto más reivindican sus derechos y cuanto más hacen uso de su libertad, menos ejercen los demás los suyos propios.




06 julio 2007

Dulce venganza

Decir adiós nunca es fácil, no importa el tiempo que lleves preparándote para tan duro trance, no importa si llevas un año o apenas unos días esperando a que llegue finalmente el momento de la partida, ni de si se trata de algo temporal o definitivo; el hecho es, que cuando algo es realmente especial para nosotros, siempre resulta complicado el instante de la despedida, siempre nos queda ese extraño sinsabor agridulce aderezado con la siempre presente impotencia.

Lo más fácil es echarle entonces la culpa al destino, pensar que es él el único responsable de la tan odiada separación; aunque, ¿no dicen que el destino es algo fabricado por nosotros mismos?... Quizás el responsable directo no sea algo etéreo, inmaterial, abstracto; puede que, de forma indirecta, seamos nosotros mismos los únicos que hemos dado forma a nuestro pequeño manojo de circunstancias. Mientras perdíamos el tiempo deshojando la margarita, no éramos conscientes de que, antes o después, sus pétalos se acabarían, sin dejarnos ya espacio a la reacción. La indecisión nos vuelve demasiado prudentes, paraliza nuestro ingenio hasta el punto de no buscar posibles soluciones a cada nuevo problema en potencia.

Lo cierto es, que aunque no pueda desprenderme de este rol que me toca interpretar, aún en contra de mi voluntad, no me siento particularmente responsable de esta forzosa despedida... Tratándose de vosotras, no sólo añoraré los momentos dulces que nos habéis querido brindar a cambio de bien poco, incluso sé que acabaré echando de menos esas contadas veces en las que, por cruzarme de repente en vuestro camino, me heríais a conciencia de poca gravedad aún a riesgo de vuestra propia existencia; vuestra fama de picaflor nunca fue un impedimento para nuestra convivencia, más bien al contrario. No nos dejéis con la miel en los labios; a partir de ahora, cuando os crucéis por mi camino, prometo no huir, prometo miraros con otros ojos mucho más amables.

Puede que nada esté perdido todavía, quizás no sean ellas las que se vayan, puede que tan sólo se desorienten… ¡Que alguien les haga un plano para que no se sigan perdiendo en su camino de vuelta a la colmena!... Las causas aún no están bien claras, pero empieza a ser un hecho comprobado en todo el mundo, se han dado ya casos de colmenas enteras extinguidas y de cientos de abejas que, tras salir en busca de polen y néctar, no regresan a sus panales. A este extraño fenómeno, ya lo han bautizado los expertos como “trastorno del colapso de la colonia”… El tema es más serio de lo que en principio aparenta ser: la miel puede importarse, la polinización natural NO… Otro ejemplo más de lo imprescindible que puede llegar a ser lo aparentemente insignificante. El más dulce adiós puede llegar a significar la más amarga de las ausencias… Prefiero pensar en que es un hecho pasajero, ¡siempre he sido más amiga de los reencuentros!.


20 de Marzo día sin carne, 21 de marzo día mundial forestal, 22 de marzo día mundial del agua, 5 de junio día mundial del medio ambiente, día mundial del urbanismo, 4 de Octubre día mundial de los animales, 22 de abril día de la tierra. 22 de septiembre día mundial sin autos, 8 de junio día mundial de los océanos, 16 de Septiembre día mundial del ozono, 11 septiembre día mundial de defensa de la biodiversidad… Si son necesarios tantos “días internacionales de…” ¿no deberíamos empezar a replantearnos todos sin excepción muchas más cosas?... Por cierto, la que no se va a ninguna parte soy yo, !bueno sí!... !a visitaros que ya hace tiempo que ando un poco desaparecida del blogspacio!... !Nos vemos!.





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