24 abril 2007

Y Sant Jordi mató al dragón...

Los tiempos cambian a la velocidad de un vértigo sosegado; sin embargo, hay leyendas que permanecen siempre ahí, presentes, por más que le pese al devenir del tiempo... Disparatados relatos que se suelen instalar cómodamente en nuestra pequeña parcela de fantasía, alimentándose después de nuestros pequeños delirios hasta donde nuestra propia imaginación nos lleve; y si no, que se lo digan a Rómulo, Remo, y a la loba que “supuestamente” los amamantó… ¿Así son de simples las cosas o así nos las han contado?, ¿cuánto hay de auténtico y cuánto de engañoso en cada una de estas historias?... ¡Qué más dará!, ¿acaso importa?... A la hora de la verdad, siempre prevalecerá ese trasfondo de verdad que queramos ver en ellas; a fin de cuentas, cada cual hará despuntar su propia versión del cuento.

Puede que venza nuestro punto de vista más romántico y acabemos resaltando siempre el lado más inverosímil de las cosas, puede que se imponga en la batalla nuestro sentido común y que sólo queramos ver el aspecto más racional de la leyenda. En cualquier caso, ya fuera Sant Jordi quien finalmente hizo brotar una rosa del corazón herido del dragón venciendo así a la tiranía, o ya fuese la fogosidad de la mirada maléfica del dragón quien hizo sucumbir al poderoso caballero; lo realmente importante, es que la leyenda todavía sigue viva… Gracias a ella, y gracias también a que a Cervantes y a Shakespeare les dio por querer hacer “mudanza” para el otro barrio un mismo día... Barcelona amanece vestida de rosas y libros cada 23 de Abril... !Un buen día para no quedarse en casa!.


¿A vosotros os gustaría vivir en un mundo dónde todo se pudiera explicar de forma lógica?. Supongo que a mi no, será que detrás de mis dos ojos marrones se encierra siempre mi particular modo de ver las cosas… Pero, leyendas aparte, espero que ayer disfrutárais como yo de la festividad del día, !el gremio de libreros seguro que lo vivió con total optimismo!... Sobre la boda del pasado domingo, !mejor no hablar!, !eso sí!, acerté de pleno, sólo que fue un dos por uno: !abanico más vela!, ¿quién lo iba a decir...?.





17 abril 2007

Hasta que la boda nos separe


¡Qué alegría, que alboroto, otro perrito piloto!... ¡Sí, hoy va de tómbolas la cosa!, pero no de las de las típicas muñecas “chochona"… ¿qué habrá sido de ellas?... sino de otra tómbola mucho más comprometida, ¡la tómbola del matrimonio!; porque, si hay algo de cierto en todo esto del “para toda la vida”, es que nunca sabes a ciencia cierta si la suerte va a estar de tu parte hasta que no compras número y participas.

¡Nunca lo entenderé!, si la teoría ya estresa, ¿por qué pasar a la práctica?... ¿Qué extraño embrujo le hace a uno sucumbir ante el protocolo de un acto religioso en el cual lo estrictamente religioso suele brillar siempre por su ausencia?... Me da pereza sólo pensarlo: fijar la fecha de la boda, tramitar los papeles, buscar el traje de novia perfecto, reservar el alquiler de un coche que aparente estar recién salido del salón internacional del automóvil… (bostezo)… encargar la música para la iglesia y el banquete sin caer en el ya habitual “unchained melody”, hacer la lista de invitados sin olvidarse del vecino del primo segundo por parte de la prima cuarta, pensar como sentarlos para que nadie acabe saliendo con “arañazos” del evento, hacerles llegar en mano las invitaciones… (bostezo)… elegir el viaje de novios a una lejana playa de la ConchinChina, si es con riesgo de huracanes muchísimo mejor, encargar los regalos para los invitados, ¿qué será esta vez: un abanico, otra vela?, contratar el fotógrafo y el video que tendrás que poner después inevitablemente a toda tu familia y amigos, ¡enhorabuena, acabarás siendo más visto que Charlon Heston en BenHur por Semana Santa!... (bostezo)… efectuar un curso prematrimonial aún no sé muy bien con qué finalidad, seleccionar un salón de belleza y peluquería que realce tu lado más “¿natural?” disfrazando al máximo tus muchas imperfecciones, reservar las correspondientes flores sin tiempo ya ni para estornudar a pesar de tu alergia al polen… (bostezo)… asegurarse los padrinos, pajes y las damas de compañía para sujetar la dichosa cola, hacer la prueba del menú, contratar la despedida de soltero y atenerse a las consecuencias; y por supuesto, no olvidarse nunca de las alianzas, ¡mi tesoooooro!, ese anillo que tendrás que ponerte por siempre jamás aunque se te acabe quedando pequeño… ¿Es ahora cuando a uno le da la tentación de cortarse las venas con el cuchillo para la tarta nupcial?... ¡Nooo!, ¡queda terminantemente prohibido!, antes es necesario cumplir con el “castigo” de escribir unas ciento y pico de veces cosas de este estilo: nos encantó el “juego de macedonia” que nos regalásteis… ¿por algo digo yo que estaría incluido en la lista de bodas, no?... En fin, que ya lo dice el refrán: es de bien nacido ser agradecido; así que, !muuuuuchísimas “gracias” por la invitación!.

!Vivan los No...!, uhysss, ejem ejemm, digo... !Vivan las nuevas tecnologías!... Con lo sencillo que sería cumplimentar un formulario de matrimonio por correo electrónico y después hacerte llegar a casa la confirmación de que tu solicitud ha sido aprobada y cursada correctamente… Aunque claro, si fueran así de simples las cosas, a estas alturas, puede que yo ya tuviera en casa mi MacMini; y ellos, como quien dice, se hubieran quedado sin su carísimo “juego de macedonia”… ¡Esto me pasa por ser una “sin papeles” y no tener lista de bodas!… En cualquier caso, espero que de aquí a diez años sigan sonriéndose todavía el uno al otro, con los tiempos que corren, ¡eso sí sería motivo de celebración!.


¡Que alegría!... ¡Que alboroto!... Este domingo tengo comida de negocios: ¡me voy de boda!... Nos entubaremos todos en nuestros respectivos trajes de pingüino y pelaremos con cuchillo y tenedor las gambas... En el fondo, !seguro que lo pasaré bien!.





03 abril 2007

Paradojas

Extraña primavera la de este año en la que los únicos que parecen florecer son los paraguas, proliferan ante nuestros ojos por doquier como si fueran “hongos” que portan hombres en lugar de pedúnculos... ¿No se supone que estas fechas tendrían que ser ya todo un espectáculo de color capaz de llenarle a uno de vitalidad y dinamismo?... Según parece, estos días habrá que seguir recurriendo a los típicos complejos vitamínicos... ¿Dónde fueron a parar esos primeros rayos de sol que incitan a sacudirse las telarañas acumuladas durante el letargo invernal, esos que no descansan hasta despertar de una vez todos nuestros sentidos?... Resulta paradójico para las fechas que estamos, parece ser que este año, ¡el invierno llegó con el comienzo de la primavera!.

No son pocas las paradojas con las que nos topamos día a día, basta con observar como algunos árboles tienden a deshacerse de sus hojas durante la estación fría para después volver a suplirlas inmediatamente por otras durante la primavera siguiente, ¿desde cuando lo sustituible resulta imprescindible al mismo tiempo?, ¿acaso se puede reemplazar tan fácilmente lo indispensable?... ¡Otra contradicción más que añadir al extenso mundo de las paradojas!... Quiénes fueron los genios que se empeñaron en asegurar que hoy en día ya nada, ni nadie, es del todo imprescindible; en el fondo, aunque sea fruto de la ingenuidad, a nadie le gusta que le recuerden constantemente que en esencia es como una pieza intercambiable con otra que pueda acabar ocupando finalmente su lugar. Está comprobado, para ser imprescindible, ante todo, hay que ser diferente. Menos mal que se inventaron los matices, esas llamémosles “pequeñeces” que nos hacen parecer piezas únicas especiales ante la mirada atenta de los demás.

Puede que sea verdad, o puede que no, puede que ya nadie sea imprescindible, o puede que sí… Lo cierto es, que hasta las personas que parecen no estar aportándonos nada, lo hacen de forma subliminal sin que nosotros nos demos apenas cuenta de ello… Incluso un abuelito sentado tranquilamente en el banco de un parque público un día frío de primavera es, en cierto modo, imprescindible… Imprescindible para que ese parque nos transmita ese estado de aparente seguridad que nos hace falta para poder caminar por él sin la compañía de un buen par de ojos guardianes a nuestras espaldas; después de todo, si él es capaz de estar sentado ahí tranquilamente, ¿por algo será, no?... ¡Curioso contrasentido!.

Podría decirse que vivimos rodeados de contradicciones, de elementos absurdos que van en contra de toda lógica. Aunque para paradojas de la vida, y valga la redundancia, la vida en sí misma es la mayor de las paradojas, ¿qué es la vida sino otra enfermedad incurable más sexualmente transmitida?... Así son de raras las cosas, desde el mismo momento que nos regalan la vida, ya comienza nuestra cuenta atrás… ¿por qué guardar entonces todo lo mejor para una ocasión especial sin pensar que cada día es especial por sí mismo?... Debe ser que tendemos a olvidar que el tiempo es limitado… Otra paradoja más, siempre tendemos a olvidar lo que deberíamos recordar en cada momento.


Estos días está lloviendo tanto que a las cinco de la tarde empiezo a sentir una extraña necesidad de tomar té, tampoco entiendo muy bien de dónde me sale este extraño acento inglés… Lo aprovecharé para canturrear un poco a ver si así sigue lloviendo… Ain't no sunshine when she's gooooone… !Ya era hora de ponerle a ésto un poco de música!.





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