Sueños incumplidos

Los sueños incumplidos dejan siempre una inevitable huella en nuestro pasado. Una huella que, a veces, puede doler como una herida abierta, siempre sangrante, recordándonos eternamente que existió un momento en el tiempo en el que no fuimos capaces de luchar con todas nuestras fuerzas por aquello que tanto deseábamos; y que otras veces, adquiere forma de cicatriz, siempre presente, recordándonos con orgullo que hubo un momento en el que si fuimos capaces de librar nuestra batalla particular, puede que sin salir aparentemente ganadores, pero habiendo ganado la partida a la debilidad y habiendo fortalecido más todavía el material del que estabamos hechos. Nunca hay ni ganadores absolutos, ni tampoco del todo vencidos.
Hay quien muere en el intento de seguir unas líneas paralelas tratando de perseguir de nuevo el punto de partida, hay quien pretende colocar su línea del horizonte en vertical, hay quien puede llegar a decir que tratar de hacer este tipo de cosas es tan sólo locura transitoria. Pero, es tan sólo una decisión personal; y en cualquier caso, por más que se tense una cuerda hasta la rotura, siempre hay solución si uno se empeña en querer volver a remontar el vuelo. !Nunca se nos desmonta del todo el tenderete!. Cada cual es muy libre para soñar con imposibles, espero que tu tozudez sea una constante para conseguir todo aquello que de verdad deseas.
Desconfía de aquellos que te enseñan
listas de nombres, fórmulas y fechas
y que siempre repiten modelos de cultura
que son la triste herencia que aborreces.
No aprendas sólo cosas, piensa en ellas
y construye a tu antojo situaciones e imágenes
que rompan la barrera que aseguran existe
entre la realidad y la utopía.
Vive en un mundo cóncavo y vacío
juzga cómo sería una selva quemada
detén el oleaje en las rompientes
tiñe de rojo el mar.
Sigue a unas paralelas hasta que te devuelvan al punto de partida
coloca al horizonte en vertical
haz aullar a un desierto
familiarízate con la locura.
Después sal a la calle y observa:
!es la mejor escuela de tu vida!
José Agustín Goytisolo.