20 octubre 2006

Bienvenido a mi espacio

En general, las personas marcamos inconscientemente una especie de barrera de protección entre nosotros y el mundo, un espacio vital infranqueable para todo aquel que queremos mantener ajeno a nuestro entorno más cercano. Ese círculo de seguridad, estrecha o amplia su diámetro según del grado de confianza que nos inspiren los demás. No deja de tener cierta gracia saberse a la vez en observador y participe de un mismo pasatiempo, ¿jugamos a esquivarnos todos?, a ver quién es el valiente que no se siente retratado en las siguientes líneas…

Es curioso, aunque la parada del autobús esté a rebosar de gente, los primeros en subir siempre se sentarán solos, si está en su mano poder hacerlo, a pesar de que sean conscientes de que en cuestión de minutos alguien inevitablemente ocupará su asiento de al lado. En el metro, más de lo mismo; de forma casi instintiva, tendemos a sentarnos lo más cerca posible de las ventanillas, parece que así nos aseguramos un espacio “neutral” por donde poder perder la mirada fingiendo que nos gusta el paisaje, cualquier cosa vale con tal de controlar la situación y tratar de evitar las miradas de los desconocidos que se sientan alrededor. Aunque, hablando de situaciones incómodas, !donde esté un buen ascensor, que se quite lo demás!; en ellos, el espacio se reduce a la mínima expresión y la situación se pone aún más en evidencia. ¿Quién no se ha enfrentado alguna vez a un dialogo de besugos propio de un pequeño trayecto en ascensor?: “¡Que calor hace hoy!, ¿eh?”… Mientras tanto, tú piensas: “¿Cómo no va a hacer calor si estamos en pleno Agosto?,!lo raro sería que hiciera frío!”, pero te limitas a contestar: “!Pues sí y mañana se espera que sigan subiendo las temperaturas!... A una conversación así es imposible echarle el freno; menos mal, en cuestión de poco tiempo, llega uno a su piso y sale del ascensor dando palmas de contento porque no se ha ido la luz en un momento tan inoportuno. ¡Gracias, gracias, graaaaaaaacias…!.

Por algún extraño motivo, parece ser que el ser humano se siente forzado a romper el silencio: unos abren la boca sin pensar en la cantidad de tonterías que podrán llegar a decir al no tener realmente nada que contar; y otros, la cerrarán aunque ese silencio prolongado también les incomode y les haga sonrojar... Según del color que pinte el día, yo me convierto en besugo o salmonete, todo depende de si mi estado de ánimo sube al séptimo cielo o baja directo al segundo sótano.


!Que se note que llega el fin de semana!. !Sonrisa de foto y a aprovecharlo al máximo!. !No se admiten excusas para no hacerlo!

16 Cosquillas:

La cosquilla de Anonymous Anónimo dice...

En el metro y el autobús no sólo nos sentamos solo, sino que escogemos el sitio que este lo máximo alejado posible del resto de ocupantes !!

A veces me gustaria poder trazar las lineas de las miradas de la gente que ocupa un vagón de metro, estoy seguro que se encontrarían las mínimas intersecciones posibles (exceptuando a ligon@s y similares, claro está, pero ese es otro tema...)

10:09 a. m.  
La cosquilla de Anonymous Anónimo dice...

Siiiiiiii, jajajajaja, es increible, verdad? Parece que tenemos al rededor del cuerpo una especie de "barrera o perímetro invisible" que cuando alguien la cruza nos sentimos incómodos, como si estuvieran atacándonos ... jajajaja. Tengo esa sensación a menudo, porque todos los días tengo que coger autobus y metro para ir al trabajo, y la verdad es que a veces es un agobio ... jejeje
Me fastidia especialmente cuando cojo un autobus que va vacío, me siento y se tiene que sentar alguien al lado mío ... teniendo todo el resto de asientos libres!!!! como soy educado no digo nada, pero joe ... me fastidia!!! jejejeje
¿Cómo somos, verdad?
Un besillo.

10:34 a. m.  
La cosquilla de Anonymous Anónimo dice...

Pues yo me reconozco de los de necesitar un espacio muuuuy grande. No sé el motivo pero no me gusta nada que invadan mi espacio y menos que me toquen. Si el toque es accidental no pasa nada, pero que un amigo me abraze, por ejemplo, me pone muy tenso.

Siempre me siento sólo y me aislo. Y si alguien llega, pues que llegue, pero yo seguiré en modo autista con mi música y mi mundo. Y mi espacio imaginario, por supuesto.

Eso sí, nunca he tenido miedo de las miradas, al contrario, me encanta.

12:27 p. m.  
La cosquilla de Anonymous Anónimo dice...

Bueno yo la verdad quede dicha no cojo el bus ni metro(metro x q no hay, y bus porque voy andando o en coche jaja), pero mira que soy mu cariñosa y me gusta cuando estoy con mi gente axuxar y vamos el contacto, pero cuando alguien extraño pasa de mi circulo, si si, me agobio, ademas de q soy cariñosa pero uff..tampoco me gusta que me invadan ni yo invadir, aunq tienes razon, si alguna vez he subido en bus creo q hago eso, me siento sola, pero al final, vienen y se sientan a tu lado, y te sacan una de esas xarlas chorras jaja ..
buen finde y besines muy dulces para ti!!!!

12:28 p. m.  
La cosquilla de Blogger rh dice...

Así es. Será porque son como espacios de limbo en la tierra, cuando no vamos acompañados por nadie.

Yo alguna vez hice lo de quedar en silencio porque el otro era un tío antipático y silencioso. Se puede cortar el silencio con un cuchillo, parece que dice tantas cosas... Hasta puede llegar a ser divertido.

Un abrazo y feliz fin de semana también a ti

1:44 p. m.  
La cosquilla de Blogger Marie dice...

Bueno, yo tengo otra teoría (aunque con ella no refute la tuya, ok?). Creo que en las ciudades grandes la gente se roza, se toca, se apretuja, en los transportes públicos porque hay mucha soledad e individualidad y se necesita algún tipo de contacto. Tal vez pase más por algo inconciente, incluso pienso que en la calle el contacto visual se hace repetido (por lo menos en Buenos Aires, que es dónde vivo yo), pero en lugares pequeños la mirada se hace esquiva sin duda.

Uy! me extendí mucho??? ;)
Un abrazo apretado de metro!!! ;)

3:17 p. m.  
La cosquilla de Anonymous Anónimo dice...

Es verdad cada quien está sumergido en su espacio, buen blog, gracias por tu visita

Besos

byebye

3:07 a. m.  
La cosquilla de Blogger DANI dice...

Je je que razón tienes chica, a veces me pregunto si eres filósofa o guionista de monólogos.

Del autobus, metro o tranvia no puedo hablar porque no los cojo, pero lo del ascensor o el tren lo has clavado.

Yo no hablo, sencillamente acostumbro a perder la mirada.

Generalmente se va hacia el suelo del ascensor mientras emito ruidos tipo buffffffff o tcheeeee.

un beso vergonzoso

9:43 a. m.  
La cosquilla de Blogger María Esquitin dice...

Lo que yo no entiendo es esa manía que tiene la gente de tener que contarte su vida:los autobuses, son para viajar, para transportarte a lugares geográficos, no para que alguien se siente a tu lado y te cuente todas sus andanzas. ¿Por qué hay gente que tiene esa estúpida manía?

12:40 p. m.  
La cosquilla de Blogger Sayury dice...

Es normal que nos guste preservar nuestro espacio personal y que no nos lo invada nadie desconocido. Piensa que por eso nos suele incomodar mucho a todos que nos se nos acerque mucho al hablar un desconocido (exceptuando si nos atrae dicha persona). Tienes una capacidad de observación y reflexión alucinante!

Saludos desde Rod@ndo!

8:57 p. m.  
La cosquilla de Anonymous Anónimo dice...

Hola Lluna,
Jejeje, tienes toda la razón, en el bus, en el metro, siempre hacemos lo mismo.Aunque en el ascensor prefiero estar calladito...será timidez, pero mejor eso que decir alguna tonteria...
Besos!

6:07 p. m.  
La cosquilla de Anonymous Anónimo dice...

Jeje hemos coincidido hablando sobre el mismo tema; conversaciones ascensoriles... es todo un reto el hablar con alguien en el ascensor jejeje


Tienes mucha razón en lo que dices, en el transporte público todos tendemos a buscar el sitio más solitario, y si podemos nos vamos al final de todo para que nos moleste cuanta menos gente mejor, somos la leche.



Un besazo fuerte!

7:54 p. m.  
La cosquilla de Anonymous Anónimo dice...

No se, supongo que un día nos pusimos una coraza para que nadie entrase en nuestro espacio.

Un beso

1:23 p. m.  
La cosquilla de Blogger Marie dice...

J.C: Estoy de acuerdo en que la ciudad es chica para tanta gente (y que incluso los transportes no sean tantos), y por eso se hace inevitable el contacto (sobre todo en la hora pico). Pero creo que, como he vivido en muchas ciudades de este país, en ninguna otra el contacto, tanto visual como físico, se hace tan evidente como en Buenos Aires. Y nada es casual, sino más bien causal, no crees?. Un saludo!!!

4:19 p. m.  
La cosquilla de Blogger Alalluna dice...

Muchas gracias a todos por los comentarios, hoy voy algo justa de tiempo, así que... Saludos a repartir, mañana prometo sacarle tiempo al tiempo para poder pasearme un ratito por vuestros blogs. Besos

5:27 p. m.  
La cosquilla de Anonymous Anónimo dice...

Ami lo que me pasa, y con esto no estoy buscando una solucion sino una manera de poder abrir mi coraza de acero (segun me dijo mi viejo un dia). Yo soy una persona muy cerrada, demasiado para mi gusto, nunca se de que hablar y mis conversaciones siempre se limintan a breve intercambios de palabras (solamente con personas que conosco poco). Cuando estoy en una reunion o algun evente me aislo; en fin eso es lo que me pasa, no busco una ayuda desde aca. solamente queria compartirlo.

pd: NO ME LLAMO PABLO

11:08 a. m.  

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