Piel de cordero
Desconozco el origen de esta cita, pero hay que reconocer que !razón no le falta!. ¿Cuántas veces una buena impresión puede resultarnos tan engañosa como un lobo con piel de cordero?. ¿Apariencia o realidad?, a veces de la mano, y otras veces a kilómetros de distancia la una de la otra. El dilema está en saber cómo diferenciarlas: Einstein a simple vista parecía un loco más y resultó ser uno de los seres más racionales del planeta; Mahatma Gandhi, por contra, aparentaba ser una persona frágil y tenía una fortaleza personal que impresionaba. Aunque, una cosa si es bien cierta, las falsas apariencias son como las presas mal construidas, antes o después, acaban derrumbándose ante nuestros ojos dejando que fluya el agua. Menos mal que el silencio siempre nos brinda la respuesta; y es que los hechos, siempre nos hablan más alto que las palabras. Que hablen por hablar los juncos, que donde esté un buen cesto de ricas manzanas... !ya no hay más que hablar!.
8 Cosquillas:
Aunque dicen que la cara es el espejo del alma, no es verdad en todos los casos. Pienso que en nuestra sociedad, donde el aspecto externo es un factor determinante, se dan todas las condiciones para que, cada vez más, hayan lobos con piel de cordero.
Por eso es una suerte encontrar a gente que se muestre tal como es, y la verdad, eso cada día es más difícil.
Tienes razón, las personas que se muestran tal cual son, son como tesoros que proteger. Nunca lo entenderé: Para qué molestarse en fingir ser otra persona cuando se puede ser uno mismo?
Hay veces que lo que nos rodea nos obliga a fingir algo que no somos.
Es un mecanismo de protección que se debe a nuestra inseguridad.
Esta sociedad promueve el rol de yo piloto de todo, estoy a la última y vivo a tope.
Cuando te muestras como eres, sin esa máscara estandarizada que mola (vamos, la falsa moral), aparecen tus defectos y es ahí cuando la gente empieza a juzgar, como si fueran perfectos, cuando ya sabemos que todo el mundo tiene sus miserias.
Otra caso que puede pasar, y lo digo por experiencia, es que estés en una etapa en la que no sepas ni quién eres, lo que hace que en determinados momentos parezcas un cordero y en otros un lobo.
Txeminskas: Es verdad, a veces la inseguridad hace que salte nuestro instinto de autoprotección, sobreactuemos y acabemos por no saber realmente ni quienes somos.
Es difícil, pero con el tiempo todo el mundo aprende a conocerse y a quererse a sí mismo; después de eso, lo que piensen los demás ya será secundario. No se puede pretender gustar a todo el mundo; pero, al menos, mostrándonos tal cual somos, tendremos la seguridad de que quien se acerque a nosotros y se quede será porque le gusta la persona real y no su disfraz.
Por cierto, ¿te apuntas a un helaito?
El movimiento se demuestra andando.
Me gusta tu blog! :-)
Lo importante es que haya movimiento siempre, cuando uno se estanca mal rollito!
Alalluna, no te olvides que para hacer el cesto de manzanas se necesitan los juncos.
Y es que todo se complementa, nada es válido por sí mismo, somos la suma de nosotros y nuestras circunstancias.
Un abrazo.
Ángel: Para poder comparar entre el bien y el mal, es necesario que existan ambos a la par. Nunca hay que romper el equilibrio; aunque, cuando la balanza tiende a estar desnivelada continuamente hacia uno solo de los lados, ahí es cuando ya le da a una por pensar en este tipo de cosas.
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